sábado, 17 de noviembre de 2012

Qué tendrá el sillón


Señores, ¿qué tendrá el sillón? Más de una vez he intentado estar durante toda un día sentada en el sillón, no cualquier sillón, sino el sillón de mi casa, que tantos años llevo sentándome en él, y siempre acabo cansada de estar amodorrada y cómoda en todas y cada una de las posturas que adopto. Es por eso que desde hace algún tiempo me pregunto… ¿qué tendrá el sillón?, no el de mi casa, claro está, ese es en el que os digo que me canso de estar sentada…sino el sillón de políticos, gerentes, directores…y un largo etcétera.

Imagino que sentarse será como estar entre algodones que te rodean por todas partes, allí ni frío ni calor, ni tristeza ni alegría, ni miedo, ni hastío, tampoco euforia, porque nunca saben qué les deparará el día, o eso dicen, cuando unos y otros claman al cielo las mil y una noche que pasan en vela viajando, trabajando y pensando cómo mejorar el país, la empresa o cualquier otra entidad pública o privada. Supongo que no será la misma noche en vela que pasa el que está en paro, tiene una familia, una hipoteca, hijos a cargo, riesgo de desahucio y no tiene dinero ni para comprar pan, el mismo que se tira por cajas en los actos diarios, aquí y allí, en los que hay un “aperitivillo” o una “copilla”, a los que a veces los periodistas asistimos de rebote. Si no lo viésemos pues no hablaríamos, eso pensarán algunos y cuánta razón no llevan.

Y todo esto es porque ayer asistí a una reunión informativa donde hubo dimes y diretes. El problema, el sillón, el maldito sillón, en el que se está entre algodones. Una cooperativa, más de 2.000 socios y no opina ni una cuarta parte. Hubo elecciones, votaron menos de 70 y se reeligió a la antigua junta rectora, no había otra candidatura. Aparece un sector crítico, que en su momento no tenía candidatura y no se presentaron a las elecciones, un grupo de socios que se arma de valor y quiere derrocar al anterior (eso dicen los ofendidos, los que están en el sillón ahora). Los críticos dicen que no, que son la voz de muchos socios descontentos y que con la recogida de firmas, 240, sólo querían convocar una asamblea general extraordinaria, que es mañana, y donde pedirán la revocación de la directiva y por consiguiente convocar nuevas elecciones y que los socios vuelvan a expresarse democráticamente, ya saben ustedes con el poder del voto. Al parecer las anteriores elecciones no fueron muy claras, votó nada más que un 3 por ciento de la masa social de la cooperativa y hubo tarara en la asamblea. La nueva candidatura, compuesta por mujeres y hombres jóvenes, animan a los socios a que conformen otras listas para que haya pluralidad y no todo se decida, en caso de que haya elecciones, entre los que hay ahora en el sillón y el sector crítico, que alega entre otras cosas la mala gestión de la cooperativa.

Teniendo en cuenta el mal año para los olivareros y los problemas reales que tienen…yo me vuelvo a preguntar por qué se pelean ahora por el sillón.

No sé si todo esto tendrá que ver con la pregunta del principio, la del sillón. Hilen ustedes.

domingo, 5 de febrero de 2012

‘María’ ya duerme tranquila

Ahora que lo pienso, ni siquiera sé si se llama María, ni pregunté cual era su nombre, la verdad me gusta recordarla como ‘María’, quizás porque así se llamaba mi abuela y tenían algo en común, no sé muy bien qué es. 
Para que lo entendáis, conocí a María porque me empujó, quería apartarme para meterse en el meollo, no para ocupar mi lugar, sino para fastidiarme ‘la foto’, así lo pensé yo en ese momento. No creáis que lo tuvo nada fácil, nada consiguió que me apartara en un primer momento. Había ido a Quesada a por una ‘foto’, y no me vendría sin ella porque una señora, ya de una edad avanzada, me propiciara un empujón. Así que me propuse resistir, usted me empuja, pero yo no me quito, usted me molesta, pero yo no le permito pasar. Pronto, otro empujón más, me volví dispuesta a decirle que dejara de molestar y vi cómo tenía los ojos llenos de lágrimas. Sin más me retiré y al mirar al frente comprobé que me había equivocado, que lo que tenía delante era la noticia, que ellos eran los protagonistas y que ahí estaba ‘mi foto’. María sólo quería acercarse a sus dos hijos, que estaban frente a mí, sentados alrededor de una mesa en el día de la inauguración del nuevo centro de discapacitados de Quesada, el que quizás algún día sea ‘su casa’.  María les cogió la mano y rompió a llorar, pronto se acercó un hombre, mayor, casi o más que ella, quise pensar que sería su marido, tampoco pudo aguantar la situación y también lloró, al parecer ambos lloraban de felicidad. Yo tampoco pude contener las lágrimas.
Ahora, espero que puedan dormir tranquilos, quizás sus hijos cuando ellos no estén encuentren allí su hogar.